¿Qué es Belisana? Joder, menuda pregunta. Belisana es una banda eterna, sin principio ni fin, no es
que yo pretenda con esto abarcarla, quede claro. No hay quién. Sólo un esbozo,
instantánea de una época, una más en Belisana donde pudieran rastrearse otras
muchas que, como eras geológicas, más o menos remotas, han ido moldeando con
sus circunstancias alguna porción de su fondo o de su superficie. De su
inefable carácter, más allá de las peculiaridades de sus miembros, por lo demás
mudables salvo honrosas excepciones. Javi y Juanjo son las excepciones. La
excepción. Y a la vez el núcleo, la causa y el efecto, el leitmotiv, el motor
inmóvil.
Hace años contesté a un anuncio
en el que se buscaban músicos para grupo de música celta. En el segunda mano
(yo andaba buscando una pletina). Me citaron en la taberna Elisa y allí me
recibió un tipo con melena rizada y ademanes ciertamente raros que no me aclaró
gran cosa. Pero volví. Aquel tipo era Juanjo, golpeaba con santa furia la
darbuka y esa especie de pandero irlandés, y también estaba Javi, inefable
tocador de whistle y otros pitos, ellos llevaban ya años rodando con la
formación y permaneciendo (esto no es igual escribirlo que vivirlo). En los
primeros ensayos descubrí a Mario (guitarra y más) y a un violinista argentino
trotamundos que había tocado en todas partes, Tancredo (todo un personaje).
Luego vino Phil (la violinista de la Gran Bretaña). Qué voy a decir, lo de
después es algo que pretendo contar con más tranquilidad ante un auditorio dispuesto
a creer.
Durante
años hemos recorrido el circuito celta madrileño: Taberna Elisa, Kitty O’ Seas,
O’ Neils, Fontana de Oro, Irish Rover... Qué sé yo, cientos de noches, miles de
pintas. También hemos tocado en locales de los alrededores y hemos hollado las
provincias (Toledo, Ávila...). Cuando ha hecho bueno, no han faltado incluso
conciertos al aire libre, (me acuerdo ahora del BoloRock. No lo voy a contar.
¿Qué hacíamos nosotros allí?). Nos hemos visto incluso en la radio (en medio de
programas ocultistas en los que echaban las cartas...).
A
veces hemos tocado bien serio, en centros culturales, con buenos equipos y sin
ruido, con la gente escuchando, porque hacen falta momentos de normalidad.
Pero,
en esencia, no vamos a tirarnos el pisto, no hemos llegado a nada. Ni discos ni
nada. Tenemos una maqueta que ha dado tantas vueltas como nosotros mismos y que
mucha gente tiene en su casa como un extraño testimonio y otros buscan sin
encontrar. Una vez repartimos varias copias por ciertas agencias y no sé si
alguna discográfica (de eso se encargó el Javi y creo que no le dejaron entrar
en ningún sitio, soltaba el disco desde la puerta), el caso es que después
comprobamos que aquellos discos vírgenes estaban en mal estado y no se había
grabado nada. No se nos ocurrió probar ni uno solo.
Hemos
logrado, eso sí, configurar un repertorio de aquí te espero, a base de
versiones de temas irlandeses, escoceses, gallegos... (y digo versiones porque
prima el sonido Belisana, los que nos han oído ya saben de qué hablo) y también
temas nuestros con historia (“la colada”, “cuando mi madre compra pollo”...).
También y, sobre todo, hemos acumulado gran cantidad de experiencias, cómo lo
diría, surrealistas, en lo que se refiere a las circunstancias de los
conciertos y al trato con todo tipo de dueños y encargados de baretos que, por
lo general, no nos han servido de nada (de momento, algún día publicaremos un
best seller con ello), quiero decir que, lejos de aprender y encallecernos un
poco, seguimos profesando la misma candidez e inocencia en el trato con
determinados sujetos.
Gustamos
a la gente, y eso es cojonudo, por eso entre otras cosas me he decidido a
colgar algo en la red, porque algunos incondicionales no nos encuentran por
ninguna parte. Otras veces nos llaman de sitios imposibles (cuando logran
localizarnos) gentes que nos han escuchado por casualidad Dios sabe dónde. Y
todo es así, nunca hemos hecho el más mínimo esfuerzo de promoción (si
exceptuamos el fallido reparto de maquetas al que me he referido antes), no tenemos
por supuesto representante, aunque, para sorpresa nuestra, figuramos o hemos
figurado en la lista de un par de agencias y en alguna macroguía de grupos. El
Señor sabe como habremos llegado hasta allí.
De
nosotros se ha dicho:
“No
saben hacer los tresillos”
“Ese
tema, con un buen guitarrista, sonaría de puta madre” (sin razón)
“Eso
que hacéis es bacalao celta” (no es del todo cierto)
“Ese
tío de los pelos va a romper la darbuka” (profético)
Bien es verdad que todo lo ha dicho el mismo
y no estaba sobrio. En fin, Belisana está compuesta por:
MARIO: Guitarra acústica y mandolina (también
tocaba otro aparato más largo, un buzuki, creo, pero lo rompió. También rompió
la guitarra pero se la han podido arreglar). Es un enorme guitarrista que
también canta. Le va bien fuera de Belisana.
PHIL: Una violinista apreciable con debilidad por
el jazz y muy discreta. Para ser violinista.
JAVI: Mueve los dedos con rapidez en el whistle y
otra flautas. Tiene un extraño don para la melodía y para poner título a las
canciones. Si llega el momento en el que tiene que cantar alguien lo hace él.
JUANJO: Percusión. Es una fuerza de la naturaleza.
Se dirige al público y puede ser muy persuasivo. Habla y parece que vamos a
tocar algo bueno.
FRANCIS: Flauta travesera y flautas de pico. Ya mayor
para estos trotes.
Morrison Jig
Cuando era más joven comencé a leer 2001, una odisea en el espacio, y creo
recordar que en la introducción, Arthur C. Clark advertía de que lo que venía a
continuación no era más que pura ficción pero que la realidad, como de
costumbre, resultaría mucho más apasionante. Cuando terminé la novela pensé que
aquella afirmación del principio no era más que una frase efectista, que la
realidad no tenía nada de extraordinario y que ni de lejos podría acercarse a
la ficción. Eso pensé entonces, y seguí creyéndolo así hasta mucho después, al
menos hasta que contesté a aquel anuncio del segunda mano una primavera del año
2002.
Otro temazo:
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