Veréis: la música, de cualquier
tiempo, puede ser apreciada sin tener ningún tipo de conocimiento sobre ella ni
sobre el momento en que se crea; pero yo soy partidario de escuchar las cosas
con conocimiento de causa. Quiero decir, que si sabemos algo sobre el tipo de
música y logramos hacernos una idea del momento histórico en que surge, la
audición nos resultará, sin duda, mucho más placentera. Esa es la razón por la
cual me decido a escribir esta presentación, confiando firmemente en que
vosotros la leeréis con el interés que os caracteriza.
Josquin des Près (o Desprez, que,
entonces, los pocos que sabían escribir no eran muy quisquillosos con la
ortografía) nació hacia 1440 en el norte de Francia y murió en 1521 (en Condé
sur L'Escaut) y fue el más grande compositor en aquella época entre los siglos
XV y XVI. Trabajó la mayor parte de su vida en Italia, porque entonces se
fichaban compositores franco-flamencos para las capillas como ahora se fichan
argentinos o brasileños para la liga. Los mejores compositores del momento eran
efectivamente procedentes de aquel territorio que ocupaba parte del norte de
Francia y los Países Bajos y, casi todos, trabajaban en cortes y capillas
extranjeras, sobre todo en Italia, donde un mosaico de pequeños estados
(prácticamente ciudades estado) enriquecidos con la banca y el comercio
rivalizaban por acaparar los mejores artistas del mundo.
La música que practicaban estos
compositores era, a mediados del siglo XV, de una polifonía muy compleja. Varias
líneas melódicas muy adornadas (es decir, con profusión de notas superfluas),
melismáticas (con muchas notas para cada sílaba), se entrelazaban de una manera
a veces diabólica en clara semejanza con las nervaduras de la arquitectura gótica
tardía. Un tipo de música, en fin, reservada únicamente a profesionales de la
materia y virgueros de las cuerdas vocales. Pero, al mismo tiempo, se intuye ya
en la música una nueva tendencia en consonancia con el resto de las artes y las
ideas humanistas que comienzan a proliferar. El Renacimiento exigirá mayor
claridad y expresión, y, los compositores, sin abandonar el estilo polifónico,
tendrán mucho más en cuenta el texto, su contenido y declamación, intentando
que la música camine muy cerca de la letra para ilustrarla e, incluso,
explicarla.
Este es el camino que elige Josquin
y en el que tendrá una vital importancia para el desarrollo de la música del
Renacimiento.
Hacia la década de 1470, Josquin se
encontraba en Milán, al servicio del cardenal Ascanio Sforza. Para que os
hagáis una idea, Lorenzo de Médicis ("el magnífico") acaba de tomar
las riendas en Florencia, en el mismo año en que Maquiavelo venía al mundo
(1469); aquí, en España, Isabel y Fernando están prácticamente de luna de miel,
a lo largo de esta misma década heredarán sus reinos (Castilla para Isabel en
el 76 y Aragón para Fernando en el 78) y establecerán la Inquisición; poco
antes habían llegado las primeras imprentas a este país, más concretamente al
reino de Aragón (1473-74) y Jorge Manrique escribía aquellas coplas por la
muerte de su padre (1476).
Pero, sin duda, los acontecimientos
más sonados de este tramo final del siglo XV están todavía por llegar. El año
clave será 1492. Aquí, en España, se apelotonan los hechos de gran calibre: En
Enero Gonzalo de Córdoba toma Granada (se acaba la reconquista), el 12 de
Octubre Cristóbal Colón ya sabéis lo que hace, y Nebrija, intuyendo la apertura
de nuevos mercados editoriales, publica su "Gramática Castellana".
Entre tanto, a los judíos se les indica el camino de salida, salvo bautismo.
Volviendo a Italia, ese mismo año
mueren Lorenzo de Médicis e Inocencio VIII. El nuevo Papa, elegido el 11 de
Agosto de 1492, será un valenciano: Rodrigo Borgia, que tomará el nombre de
Alejandro VI y dará bastante que hablar, al igual que sus hijos César y
Lucrecia.
Pero permitidme que os cuente algo
sobre la muerte del Papa Inocencio VIII que en paz descanse. Mientras en el
puerto de Palos las famosas tres carabelas (que posteriormente prestarían nombre
a un afamado tabaco rubio) están a punto de partir, el mundo está pendiente de
la agonía de Inocencio VIII. El médico judío que le atiende recomienda
alimentar al moribundo con sangre humana y, a tal efecto, tres niños pequeños
son sangrados hasta morir (eso sí, previamente se les había hecho entrega de un
ducado como gratificación). El remedio no surtió efecto y el Papa murió, pero,
para entonces, el judío ya se había largado. Lo importante es constatar la
barbarie del caso que, sin embargo, es muy propia de la época, con toda la
apertura de pensamiento que sobre el papel supone el Renacimiento y con todos
los mandamientos de Dios y de la Iglesia de por medio.
Como veis, el alto clero está muy
lejos de la santidad, y, en general, cuando lo requiere la política, nadie duda
en cometer cualquier sacrilegio. Volviendo a la década en que se compone la
obra que vamos a escuchar ("El Grillo" 1470-80), en plena catedral de
Florencia asesinan a Giuliano de Médicis (Lorenzo se libra de milagro), entre los
asesinos están Stefano di Bagnone (cura), Maffei da Volterra (vicario
apostólico) y Francesco Salviati (arzobispo). La señal para el ataque no podía
ser otra: cuando el cura levantara la hostia. Dos años antes (1476) y en el
propio Milán (donde Josquin compone "El Grillo") unos conjurados
asesinan a Galeazzo Visconti mientras entraba en la iglesia de Santo Stefano.
Para que luego digan que en aquella época lo peligroso era faltar a misa.
Pero, en fin, vamos más
concretamente a lo que nos ocupa, estábamos en la ya famosa década de 1470-80,
en la que Josquin des Près trabaja en Milán al servicio del cardenal Ascanio
Sforza. Aunque en Italia se movía bastante dinero, parece ser que esto no era
por culpa del señor Ascanio. Quiero decir, que el cardenal Sforza era bastante
tacaño y se resistía todo lo que podía a la hora de pagar a sus músicos.
Josquin no tenía la posibilidad de acudir a los sindicatos (entonces lo más
parecido eran los gremios) ni podía hacer nada contra un personaje tan
encumbrado, miembro de una de las familias más potentes de Italia, así que
decidió mandarle una serie de indirectas vía musical. Me explico: como el buen
Cardenal solía responder "ya veremos" a las demandas pecuniarias de
sus empleados, Josquin compuso una Misa basada en una melodía popular que
empezaba con esas mismas palabras (entonces era muy común basar las
composiciones polifónicas en melodías ya conocidas. La melodía base ocupaba una
línea dentro del entramado llamada "cantus firmus" sobre la que se
apoyaban las demás. La gente conocía perfectamente la canción popular que
eligió Josquin y también las respuestas del tacaño Cardenal. Cuando por primera
vez sonó la Misa, a más de uno le vendría a la memoria, junto con la melodía, la
letra correspondiente "ya veremos", con el consiguiente cachondeo).
La obra que nos ocupa hoy, "El
Grillo", es otra de las indirectas de Josquin hacia su patrón. "El
Grillo" es lo que se llama una "frottola", una canción corta de
tema profano típicamente italiana. En ella, Josquin, que ocupaba plaza de cantor,
viene a recomendar al cardenal Ascanio Sforza otro tipo de cantor, bastante
bueno, pero que sale mucho más barato: el grillo. En consonancia con la letra,
la música intenta imitar el canto del popular insecto.
ABAJO EL ENLACE
http://www.youtube.com/watch?v=62-aBOZrqh8