Según el relato de Johan Nikolaus
Forkel, Bach habría escrito este ciclo de variaciones para el conde Hermann
Carl von Keyserlingk (por entonces ministro plenipotenciario ruso ante la corte
del elector de Sajonia en Dresde). El buen conde, que padecía de insomnio,
encargó a Bach algunas piezas para clave de carácter "suave y alegre"
para que su clavecinista, Johann Gottlieb Goldberg (discípulo ocasional de
Bach), pudiera alegrarle las largas noches en blanco. Parece ser que Goldberg,
colocado en una habitación contigua al dormitorio de von Keyserlingk, se
aplicaba al teclado durante largas horas para amenizar la velada a su amo.
Claro está que todo esto
necesariamente tiene que ser falso porque serios y recientes estudios así lo
atestiguan y porque, como cualquier historiador actual sabe, la ética y la
responsabilidad en el trabajo son valores sólo atribuibles a los autores
contemporáneos, mientras que los biógrafos de siglos anteriores, carentes en absoluto
de estas virtudes, se dedicaban impunemente a mentir, bien sea por adulación,
por presión o por deporte. Además, a menudo sólo disponían de testimonios
indirectos, como el propio Forkel informado por los dos hijos mayores de Bach,
mientras que los musicólogos contemporáneos están en contacto místico directo
con el espíritu del propio J.S. BACH y por eso saben a ciencia cierta que el
maestro jamás hubiera escrito una nota movido por un motivo tan superficial
(conociendo lo que él mismo escribió sobre la finalidad de su arte) y menos aún
una obra tan elaborada e intensa como las variaciones Goldberg. Qué más puedo
añadir.
La variación, las variaciones o las
diferencias, como se denominaban en la España del siglo XVI, constituyen, más
que una forma, una técnica de composición musical que consiste en proponer
distintas elaboraciones de un mismo tema inicial y que, oficialmente, aparece
en el renacimiento. Sin embargo es ésta una técnica inherente a la práctica
musical no escrita que debió perfilarse desde mucho antes y que ha persistido
después a lo largo de la historia de la música como una buena prueba de talento
y originalidad para los más grandes compositores (me refiero a las largas
series de variaciones como éstas de Bach o las variaciones Diabelli de
Beethoven, por poner un ejemplo).
Las Variaciones Goldberg
debieron componerse entre 1735 y 1741, aunque el aria inicial (que sirve de
base a las variaciones) se encuentra por primera vez en el segundo "Álbum
para clave de Ana Magdalena Bach" de 1725 y no se sabe si lo compuso el
propio Bach (ese tipo dé álbumes eran regalos en los que se copiaban partituras
propias o conocidas para entretenimiento en este caso de su mujer, destinataria
del regalo). En total son treinta variaciones ordenadas en grupos de tres; cada
grupo se inicia con una variación que recuerda alguna danza (aunque sólo una
lleva explícitamente la indicación de giga) y termina con un canon. Las
variaciones intermedias de cada grupo son menos claras, aunque hay quien ha
querido ver polonesas, en lo que sería un intento por parte del compositor de
ganar puntos en la corte polaco-sajona; si fue así anduvo un poco turbio
haciendo la pelota pues se han tardado doscientos cincuenta años en intuir que
esos movimientos pudieran ser polonesas. Los aires iniciales de danza sí
resultan bastante reconocibles por lo cual se ha hablado a veces de suite de
variaciones o variaciones de suite, en referencia a la tan usada forma barroca
de la "suite de danzas" (conjunto de danzas contrastantes). Las interpretaciones
con respecto a esta serie de variaciones son múltiples pero yo me voy a limitar
a proponer como guía las indicaciones del propio compositor:
Aria
Variatio 16. Ouverture. a 1 Clav.
Variatio 1. a 1 Clav.
Variatio 17. a 2 Clav.
Variatio 2. a 1 Clav.
Variatio 18. Canone alla Sexta.
Variatio 3. Canone all'Unisuono, a 1 Clav. Variatio 19. a 1 Clav.
Variatio 4. a 1 Clav.
Variatio 20. a 2 Clav.
Variatio 5. a 1 ô vero 2 Clav. Variatio 21.
Canone alla Settima.
Variatio 6. Canone alla Seconda. a 1 Clav. Variatio 22. a 1 Clav. alla
breve.
Variatio 7. a 1 ô vero 2 Clav. -al tempo di Giga. Variatio 23. a 2 Clav.
Variatio 8. a 2 Clav.
Variatio 24. Canone all'Ottava.
Variatio 9. Canone alla Terza. a 1 Clav. Variatio 25. a 2 Clav. -adagio.
Variatio
10. Fuguetta. a 1 Clav. Variatio 26. a 2
Clav.
Variatio
11. a 2 Clav.
Variatio 27. Canone alla Nona.
Variatio
12. Canone alla Quarta. Variatio 28. a 2
Clav.
Variatio
13. a 2 Clav.
Variatio 29. a 1 ô vero 2 Clav.
Variatio
14. a 2 Clav.
Variatio 30. Quodlibet. a 1 Clav.
Variatio
15. Canone alla Quinta. a 1 Clav. -andante.
Aria
Hay un curioso cuento de E.T.A.
Hoffmann, escritor romántico, que habla de estas variaciones y de su valoración
a comienzos del XIX. Este es el pasaje:
"Entonces se me acerca el
barón, mi antiguo tenor, y me dice: "(Mi querido señor director; interprétenos alguna
improvisación maravillosa; por favor, toque una improvisación para nosotros! se
lo ruego!". Le respondí secamente que aquel día no estaba yo para
improvisaciones; y mientras hablábamos de este asunto, un demonio en forma de
petimetre con dos chalecos saca de debajo de mi sombrero las variaciones de
Bach, pensando que eran variacioncillas del estilo de Nel cor mi non più
sento, Ah vous dirai-je maman*, etc., y quiere oírlas, pretende que las
toque. Me niego, y todos se me echan encima. Muy bien, pienso; las van a oír y
van a reventar de aburrimiento; y me pongo a la tarea. Para la número 3 se
marchan varias damas, seguidas del hombre de testa imperial. Los Röderlein, al
ser su profesor el intérprete, aguantaron, como si estuvieran sufriendo un
tormento, hasta la número 12. Al llegar a la número 15, el tipo de los dos
chalecos emprendió la huida. Por una exagerada cortesía, el barón permaneció
hasta la número 30, bebiendo una buena cantidad del ponche que Gottlieb había
puesto para mí encima del piano. Habría concluido sin más percances, pero en
esa variación número 30, el tema, me arrebató sin que pudiera resistirme. Las
hojas en cuarto se convirtieron de pronto en un folio gigante donde aparecían
escritas mil imitaciones y ampliaciones del tema que debía tocar. Las
notas cobraron vida, titilaban y brincaban a mi alrededor -de las yemas de mis
dedos salía fuego eléctrico hacia las teclas- y el espíritu del que brotaban se
impuso al pensamiento; toda la sala se llenó de un denso efluvio en el que las
velas ardían con luz cada vez más tétrica. De pronto asomaba una nariz, luego
un par de ojos; pero enseguida volvían a desaparecer. Así me quedé solo,
sentado con mi Johan Sebastian Bach y atendido por Gottlieb, como si fuera un spiritus
familiaris".
*Variaciones
de Beethoven y Mozart, respectivamente.
PARA ESCUCHAR, DEBAJO EL ENLACE
Estimado Francis, muy interesantes los comentarios, la cita del siempre extraordinario Hoffmann y el vídeo con la partitura. ¡Cómo me gustaría tocar como este Señor Leonhardt en vez de ...! Seguiremos escuchando sin dolor.
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